Habitantes del tiempo, el viento,
hermanos y hermanas del arco iris, testigos de cómo destilan gota a gota los
ríos imponentes del amazonas, abrazados a las
montañas, las nubes acariciando nuestras rodillas, con la mirada sola
apretamos en las manos los lagos sagrados, los salares siderales, los océanos
infinitos, la multitud de bosques agazapados unos a otros. Desde la cuna, el
centro, el ombligo del mundo andino, como niños empujamos con alambres las
ruedas del Teatro Camión, nos enrumbamos hacia tierras cariocas con los brazos
abiertos sedientos de apretar el corazón en el pecho de otros, para sentir el
latir común que nos hace iguales a pesar de ser todos diferentes. Viajamos al
encuentro de esos otros que nos definen, nos reafirman, viajamos al centro de
la semilla, hacia nosotros mismos a través de la mirada de ellos y ellas.
Viajamos miles de kilómetros para recorrer la larga distancia hacia el universo
interior escondido y olvidado, reclamando tímidamente ser reivindicado.
La CARAVANA POR LA VIDA es una travesía del Teatro TRONO, también
conocido como Fundación COMPA – Comunidad de Productores en Artes. Aventura
artística comunitaria con la misión de llevar un espectáculo teatral e
instalaciones artísticas, que exponga los moretones en el cuerpo, las llagas,
heridas, tatuajes, cicatrices, huellas, que la modernidad ha sellado en la
memoria corporal. Somos un lienzo, un territorio donde se han grabado, las
miles de batallas ocurridas en cada rincón del planeta, al mismo tiempo somos
portadores de las esperanzas más recónditas, los sueños, aspiraciones, luchas
más encarnizadas. Nuestro cuerpo es la síntesis de la historia humana, de la
civilización, del cosmos. Somos los dioses que pugnamos entre si, por la
supremacía, por poder, aun somos primitivos en este sentido, porque el más
común de nuestros sueños, que es un bienestar común anida golpeado, vapuleado,
en un recóndito lugar de nosotros. Nuestro cuerpo es la memoria del pasado y
del futuro. Somos huellas dejando huellas.
La modernidad construida que ha
cosificado absolutamente todo, nos ha hecho presas de sus encantos. Hemos
construido nuestra propia cárcel, y no podemos salir de ella, la hemos sellado
con infinidad de cerrojos, tan seductores que nos limitamos a sonreir ante sus
hechizos voluptuosos.
Pero la fuerza interior erupciona
y emerge reclamando a gritos dar paso al escondido humillado. Nos vemos al
espejo y nos reconocemos solo cuando somos capaces de mirar los ojos de otro
hechizado, de otro cuerpo mutilado, de otro manojo de moretones, de otro colonizado.
Ese reconocimiento, de cuerpo a cuerpo es un paso de miles de años de encierro.
El abrazo hace estallar todos los candados. No existe seguridad titánica que
pueda ante la fuerza de la ternura. Por eso el viaje hacia el otro, es el viaje
profundo a nosotros mismos, el viaje a la semilla, que es el germen de la
liberación de todas las cadenas y opresiones edificadas para anular a las
personas. La semilla más profunda que es el propio cuerpo, la semilla del
cambio donde germinamos otro mundo posible. Lo contenemos, por eso démonos una
oportunidad de existir plenamente.
Jorge Blandón, Celio Turino, Ines
Sanguinetti, Rodolfo Nome, Estela Paredes, Eduardo Balan, Adhemar Bianchi, Enrique
Cisneros, Marcelo Palmares, Reinaldo Santana, Geo Brito, Jose Luis Garcia,
Rasia Friedler, Jorge Melguizo, Victor Soto, Julio Monje, Olman Briceño, Ivan
Nogales, ufff y tantísimos artetransformadores tenemos el cuerpo apretado y
atravesado de tanta humanidad, de colectivos agolpándose y viceversa, los
colectivos ampliando quimeras hacia el infinito comunitario donde somos una
partecita diluyéndose en esa explosión de sueños.
Todos y cada uno física o
espiritualmente somos parte de esta Travesía del TEATRO TRONO, de Copacabana a
Copacabana. Miles de kilómetros hilvanando puntos de cultura, de dignidad,
esperanza, lucha. No viajamos solo carreteras contando distancias en miles de
kilómetros, que también serán parte del cuento, estamos rediseñando una nueva
cartografía del siglo XXI, un nuevo mapa con nuevas capitales de dignidad, nueva
política, nueva ética. Nuevas a una determinada vista pública, viejas reservas
morales de la humanidad y el planeta. Ahora todos somos TRONO y cartógrafos del
siglo XXI.
Somos los defensores del futuro,
sin lugar a dudas. Reclamemos nuestro derecho a existir como tales.
Desde mi Punto de Cultura en El
Alto de La Paz a 4000 metros sobre el nivel del mar, quiero saltar y abrazar la
luna, de tanta pasión y fuego que esta comunidad me ha regalado.
Empezamos esta Caravana.
Teatro TRONO
Mayo del 2012
CULTURA
Y NATURALEZA ES CULTURA VIVA